
Levantarse pronto en este hotel maravilloso no nos ha importado. El desayuno ha sido deliciosa, con una pequeña hoguera en medio del salón de desayunos. Tras ese delicioso café, nos hemos acercado al concesionario donde alquilan los coches. ¡Por fin vamos a poder ir a nuestro aire un poco más!
A las nueves de la mañana ya teníamos un coche en nuestras manos: un toyota y, en consecuencia, empezamos a tirar millas hacia donde nos llevase el piloto, en este caso Ismael.
Nuestro primer destino Grana. Dice la guía que es una ciudad con una plaza muy linda, con unos edificios particulares. Esta ciudad además es famosa por los bastones de caramelo. Hemos pasado por alguna tienda preciosa y por una especie de supermercado donde nos hemos comprado unas papas, para cuando nos entre algo de hambre.
La siguiente parada ha sido Vadstena. Esta ciudad me ha parecido más agrable que la anterior. Después de recorrerla nos ha tocado comer (algo tarde) en una pizzería. Luegos nos hemos dado el capricho de tomar una magdalena y un café. Yo posiblemente me haya comido la magdalena más curiosa del mundo, de azafrán. La verdad es que no estaba deliciosa.
Cuando hemos llegado a Örebro, nos hemos puesto a buscar hotel. Tras mirar en unos cuantos, nos hemos decidido por el Ibis. No suelen ser habitaciones enormes, pero suelen ser asequibles.
Después nos hemos pasado por la farmacia de urgencias (cosas de mis cistitis) y no hemos conseguido arreglar nada. ¡Una pena!
Al final, a jugar a las cartas y al stop en la cafetería del hotel.
A las nueves de la mañana ya teníamos un coche en nuestras manos: un toyota y, en consecuencia, empezamos a tirar millas hacia donde nos llevase el piloto, en este caso Ismael.
Nuestro primer destino Grana. Dice la guía que es una ciudad con una plaza muy linda, con unos edificios particulares. Esta ciudad además es famosa por los bastones de caramelo. Hemos pasado por alguna tienda preciosa y por una especie de supermercado donde nos hemos comprado unas papas, para cuando nos entre algo de hambre.
La siguiente parada ha sido Vadstena. Esta ciudad me ha parecido más agrable que la anterior. Después de recorrerla nos ha tocado comer (algo tarde) en una pizzería. Luegos nos hemos dado el capricho de tomar una magdalena y un café. Yo posiblemente me haya comido la magdalena más curiosa del mundo, de azafrán. La verdad es que no estaba deliciosa.
Cuando hemos llegado a Örebro, nos hemos puesto a buscar hotel. Tras mirar en unos cuantos, nos hemos decidido por el Ibis. No suelen ser habitaciones enormes, pero suelen ser asequibles.
Después nos hemos pasado por la farmacia de urgencias (cosas de mis cistitis) y no hemos conseguido arreglar nada. ¡Una pena!
Al final, a jugar a las cartas y al stop en la cafetería del hotel.
